14 may 2011

De Carache a Betijoque


Parque de Carache
En polos opuestos del estado viven dos artistas trujillanos; el primero: un hombre que es  uno con la naturaleza, respetuoso, conservacionista y un poco loco, dedicado al cuidado del parque en el que ha decidido vivir. La segunda una dama sin tanta aristocracia, vivaz, alegre y satisfecha de sí misma.

A primera vista son sumamente diferentes, pero después de un rato se convierten en seres que se desprenden de una misma matriz, ambos artistas apasionados, descubridores del mundo desde una perspectiva distinta, aguerridos y directos, amantes de lo que hacen y capaces de lo que sea, menos de contrariar sus principios.

Jesús Bueno, es un hombre sencillo y humilde que vive en el parque de Carache, guarda bosques de una pequeña selva que él mismo ha ido cultivando, un lugar en el que él puede ser uno con la naturaleza al tiempo que descubre su humanidad.

El trabajo artístico de este cultor utiliza como base los materiales reciclables, y es que este estupendo ser tiene una gran conciencia ambientalista y un conocimiento del mundo tan amplio que ninguna universidad pudo habérselo dado.  

Omira Lugo

Omira Lugo es una persona encantadoramente cordial, dulce y muy atenta, aunque detrás de esa ser especial se esconde una luchadora de la vida, una mujer que aprendió a pintar por experiencias más no por negocio. Su carácter extrovertido la convierte en una mujer emprendedora y divertida, llena de sorpresa. Siempre tiene la respuesta, hasta a las preguntas no formuladas.   




Sus trabajo artístico consiste en pinturas, hombres y mujeres, sobre todo mujeres, con rostros alargados y cuerpos pequeños, figuras diferentes que se extienden por los marcos de un cuadro; desnudos poco refinados, pero llamativos y altamente escandalizadores, aunque puros en su forma.

De Carache a Betijoque conocí dos artistas, ambos muy distintos, pero los dos muy parecidos, con las raíces de su tierra marcadas en el alma y en el culto que realizan. Dos artistas populares que me hicieron ver que el arte no es solo lo que está enmarcado en el oro de la perfección, sino aquello que los dedos deseos de conocer logran hacer.  


(Fotos de Viviana Cegarra )

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14 may 2011


De Carache a Betijoque


Parque de Carache
En polos opuestos del estado viven dos artistas trujillanos; el primero: un hombre que es  uno con la naturaleza, respetuoso, conservacionista y un poco loco, dedicado al cuidado del parque en el que ha decidido vivir. La segunda una dama sin tanta aristocracia, vivaz, alegre y satisfecha de sí misma.

A primera vista son sumamente diferentes, pero después de un rato se convierten en seres que se desprenden de una misma matriz, ambos artistas apasionados, descubridores del mundo desde una perspectiva distinta, aguerridos y directos, amantes de lo que hacen y capaces de lo que sea, menos de contrariar sus principios.

Jesús Bueno, es un hombre sencillo y humilde que vive en el parque de Carache, guarda bosques de una pequeña selva que él mismo ha ido cultivando, un lugar en el que él puede ser uno con la naturaleza al tiempo que descubre su humanidad.

El trabajo artístico de este cultor utiliza como base los materiales reciclables, y es que este estupendo ser tiene una gran conciencia ambientalista y un conocimiento del mundo tan amplio que ninguna universidad pudo habérselo dado.  

Omira Lugo

Omira Lugo es una persona encantadoramente cordial, dulce y muy atenta, aunque detrás de esa ser especial se esconde una luchadora de la vida, una mujer que aprendió a pintar por experiencias más no por negocio. Su carácter extrovertido la convierte en una mujer emprendedora y divertida, llena de sorpresa. Siempre tiene la respuesta, hasta a las preguntas no formuladas.   




Sus trabajo artístico consiste en pinturas, hombres y mujeres, sobre todo mujeres, con rostros alargados y cuerpos pequeños, figuras diferentes que se extienden por los marcos de un cuadro; desnudos poco refinados, pero llamativos y altamente escandalizadores, aunque puros en su forma.

De Carache a Betijoque conocí dos artistas, ambos muy distintos, pero los dos muy parecidos, con las raíces de su tierra marcadas en el alma y en el culto que realizan. Dos artistas populares que me hicieron ver que el arte no es solo lo que está enmarcado en el oro de la perfección, sino aquello que los dedos deseos de conocer logran hacer.  


(Fotos de Viviana Cegarra )

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